Entrevista a Lázara Herrera

Un cine revolucionario debe ante todo tener comunicabilidad

Por Juan Ciucci y Sebastián Russo


Lázara Herrera fue la compañera de Santiago Álvarez. Hoy directora del Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez In Memoriam, nos responde algunas preguntas desde La Habana (Cuba), que intentan seguir desentrañando posicionamientos, filiaciones, preferencias, de uno de los más importantes directores de cine latinoamericano.


- Para Santiago Alvarez ¿Cuál crees que era el papel que debía desarrollar un cineasta, y el cine, en la sociedad?

En primer término, para adentrarnos en la vida y obra de Santiago Álvarez, debemos tener presente que este hombre que llegó al cine con mas de 40 años y sin haber cursado ninguna escuela de estudios cinematográficos, revolucionó por completo las cimientes mismas del cine documental

Realmente Santiago Álvarez, fue un cineasta de una enorme dimensión, que como el mismo decía: “era un producto del subdesarrollo acelerado”, que la Revolución lo hizo director de cine y que aprendió manoseando millones de metros de películas. Para él el cine debía estar en función de una sociedad diferente, estar inmerso en la realidad de su país y contribuir con el mismo al mejor conocimiento de los cambios estructurales, políticos, sociales, culturales, como los que se operaron en nuestra isla desde enero de 1959. Estimaba que por muy poca sensibilidad que se tuviera, una realidad cambiante como la nuestra, permeaba y enriquecía a cualquier creador y lo hacía trabajar constantemente en beneficio de la mayoría. Decía: ”…pretendo hacer un cine que llegue a la masas, que tenga un objetivo revolucionario, que sea comunicativo, que no se quede en una élite, que no sea para un grupito, pues como el cine es un arte de masas, pues que llegue a las masas y no se quede en determinada parte de la ciudadanía. Seria mi mayor satisfacción, y es que lo trato de hacer, que lo que hago lo entienda la mayor parte de cualquier pueblo, no solamente en Cuba, sino cualquier pueblo del mundo, que lo puedan entender hasta en Groenlandia Un cine revolucionario debe ante todo tener comunicabilidad, sino, no es revolucionario…”

De hecho, tenía como norma confrontarse con el público, e iba al cine, a la sala oscura, a ver la reacción de los espectadores, ante sus noticieros y documentales.

Tenía la capacidad de acercarse a todos los públicos, jóvenes y menos jóvenes, era un hombre osado, que utilizaba herramientas del lenguaje que quizás para otros no fuesen válidas, como el uso de imágenes de una revista, o un dibujo animado en medio de un noticiero, o de un documental, siempre que éste lograra el efecto que él deseaba despertar en el espectador.

Tomemos el ejemplo de “Now”, documental de seis minutos, fuerte denuncia contra la discriminación racial en los Estados Unidos. En este documental singular, el Maestro hace un uso genial del contrapunto entre imagen y sonido, utilizando fotos fijas de revistas, periódicos y muy poco material filmado, con un ritmo trepidante que nos lleva en seis minutos a ver e identificarnos con la lucha por los Derechos civiles que en esos años 60 llevaban a cabo los afronorteamericanos.

Muchos especialistas del género consideran que el cine documental fue otro después de “Now”. Otros, que fue la contribución del Maestro a lo que mas tarde se conoció como video clip y en muchos centros de enseñanza audiovisual este material es mostrado como clase magistral de montaje.

- En relación al llamado cine político, ¿cuál era su reflexión acerca de la estética en este tipo de cine?

Para Álvarez, la política no podía estar desvinculada de una buena estética. El hacia política con arte, con un buen contenido político pero con una maravillosa estética, que sabía atrapar al espectador, deleitarle y hacerlo reflexionar sobre lo que estaba visualizando.

Podríamos analizar aquí varios de sus más importantes documentales. Por ejemplo: “LBJ”, documental de 18 minutos, realizado en 1968, en ese breve espacio de tiempo nos da toda la tensión de la vida norteamericana en aquella época, donde hace un análisis de la violencia en ese país tomando como ejemplo tres importantes acontecimientos: el asesinato de John Kennedy, el asesinato de Martin Luther King, y el asesinato de Robert Kennedy.

Este trabajo, con una fabulosa banda sonora se divide en tres capítulos que coinciden con las iniciales del presidente Lyndon Baines Johnson: L por Luther B por Bob Kennedy y J por John Kennedy. La estructura se basa en un prologo, tres capítulos y una conclusión, con un montaje que nos deja un final abierto para analizar la violencia de la vida norteamericana. Apoyado en la banda sonora de Carmina Burana de Karl Off, para acentuar aún mas la sátira y la ironía.

Podríamos analizar otros documentales de fuerte carga política que son verdaderas joyas de la cinematografía como son los casos de “Hanoi Martes 13”, “79 Primaveras”, “Hasta la Victoria Siempre”, “Mi hermano Fidel”, por solo citar algunos.

- ¿Cuál y cómo era su relación con el Estado cubano?

El primer decreto cultural firmado por la Revolución cubana en marzo de 1959 fue la constitución del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, el ICAIC como se le conoce. Ya esto demuestra la importancia que otorgaba al cine la Revolución triunfante, por ser éste un movilizador político y cultural.
Santiago comienza en el cine realizando el noticiero ICAIC latinoamericano, que salía semanalmente y que fue su taller de entrenamiento. Al tener que poner en pantalla durante 10 minutos, los acontecimientos más importantes de Cuba y el mundo, desarrolló un fabuloso poder de síntesis, que aplicaría después sabiamente a su producción documental.

Siempre mantuvo una excelente relación con el Estado, relación basada en el respeto absoluto de su trabajo profesional. Nunca trabajó bajo órdenes, Santiago filmó y realizó todo lo que su capacidad y condiciones económicas le permitieron y tuvo absoluta libertad para ello. Fue apologético, pero también critico cuando tuvo que serlo.

No hubiese habido cinematografía cubana desarrollada al nivel que la disfrutamos hoy en día, sin el aporte decisivo del Estado cubano quien tenía muy claro la importancia de las pantallas dentro del desarrollo social, cultural y político de nuestro país.

- ¿Cuál es la actual relación entre el cine y el Estado?

La situación actual debido a las dificultades impuesta al país, por el bloqueo, que es real, no es inventado, la desaparición del campo socialista, y la crisis económica mundial que nos afecta a todos, hacen que en estos momentos se haga mas difícil el aporte del Estado, que a pesar de todo sigue dando apoyo.

- ¿Que cine (y cineastas) le interesaban?

El cine documental era su preferencia, por todo lo que este le aportó y en el que creyó hasta sus últimas consecuencias, pues decía que no le gustaba maquillar la realidad y quería sobretodo ser parte actuante. Pero también disfrutaba mucho del cine silente, sentía una gran admiración por Charles Chaplin. Pero decía que prefería leer un buen libro que ver una película de ficción. Cineastas que admiró, fueron muchos, Flaherty, Román Carmen, Teodoro Kristesen, Chris Marker, Joris Ivens, los alemanes Hainoski y Sheuman, Wladimir Carvahlo, Nelson Pereira dos Santos, Joaquin Pedro de Andrade, Glauber Rocha (a quien le unió una gran amistad), Gerardo Sarno, Eduardo Coutinho, Octavio Bezerra, Orlando Senna (gran amigo, con quien codirigiera BRASCUBA), Silvio Tendler, Tete Moraes, Walter Achugar y otros muchos mas que aunque no tienen en su haber una obra cinematográfica, si lucharon por las cinematografías en sus países, como es el caso del brasileño Cosme Alves Neto.

- Nos interesaría saber con qué cineastas argentinos Santiago Álvarez tuvo relación.

Es para mí un poco difícil de abordar su relación con cineastas argentinos, pues podría pecar de omisión involuntaria y eso no sería justo. Mantuvo una muy buena relación de amistad y colaboración con Octavio Getino, Fernando “Pino” Solanas, Salvador Samaritano, Humberto Ríos, Cacho Pallero y Dolly Pussi, Fernando Birri, Maurico y Delia Berú…, se me quedan muchos, y les pido disculpas.

- ¿Qué cineastas de la actualidad creés se acercan a la propuesta de Álvarez?

Sería algo osado de mi parte responder esta pregunta, creo que cada realizador tiene su estilo y nunca me ha gustado hacer comparaciones. Sí estoy convencida que Santiago tenía un estilo único, comprometido con su época, con su país, con el mundo que lo rodeaba, con sus ideales, en los cuales creía firmemente y a los que nunca renunció ni en los mas difíciles momentos que hemos vivido.

¿Cuál creés que es hoy la concepción del cineasta y su rol en la sociedad?

El papel de un cineasta no creo que varíe con el tiempo, puede ser que los soportes sí, pero no se puede olvidar que un cineasta es un ser humano que siente y padece y se identifica o no, con la sociedad que lo rodea. Para Santiago era muy importante trasmitir esos sentimientos y que el público los recibiera, no hacía cine para sí, para regodearse. Siempre ponía alma, corazón y vida en todo lo que hacía, y sentía un gran respeto por el público al cual iba dirigido su trabajo.

- Por último, ¿qué podés comentarnos acerca del Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez in memoriam, en tu rol de directora?

Te puedo decir que en nueve ediciones, ha ido creciendo de forma vertiginosa. Es un Festival único en su clase, convocado por la figura y el prestigio de nuestro documentalista mayor.

Comenzó siendo un pequeño festival Nacional, con unos 900 espectadores en su primera edición. En la sexta ya nos habíamos ganado el derecho a ser un festival internacional que recibe documentales de todas partes del mundo, América Latina, Europa, Asia y África. Este año, alcanzamos la cifra de cerca de 13.000 espectadores, muy importante para un festival solo de documentales. En el mismo no solo se exhiben materiales en competencia o retrospectivas de importantes documentalistas, también tenemos sesiones teóricas de muy alto nivel donde se debate alrededor de todo lo que atañe el cine documental, con la presencia de importantes especialistas del género, por ejemplo en su Octava Edición contamos con la presencia de Fernando “Pino” Solanas quien impartió una Clase Magistral y fue condecorado con la orden de Hijo Ilustre de la Ciudad de Santiago de Cuba.

Otra de las sesiones es la competencia de proyectos, para estimular la realización de nuevos documentales. Todos los años la ciudad de Santiago de Cuba viste sus mejores galas para recibir este evento. Uno de los aspectos más importantes es la participación del público joven, la vinculación al festival de los estudiantes de los centros de altos estudios, y no sólo aquellos vinculados a las artes, sino también otros. Por ejemplo en la Facultad de Medicina existe uno de los mas importantes cine clubs de la provincia, el cine club Sara Gómez. Es impresionante la información cinematográfica que tienen esos estudiantes.

Ya estamos a las puertas del 10mo Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez In Memoriam, que tendrá como país invitado a Uruguay. Esta edición tiene la particularidad de realizarse dentro del marco del 50 aniversario del triunfo de la Revolución, el 50 Aniversario de la Fundación del ICAIC y los 90 del Maestro Santiago Álvarez.

Tenemos previsto toda una serie de actividades festivas, encuentros de cineastas que estuvieron vinculados al maestro, retrospectivas, conferencias, en fin, tenemos todo un año de mucho movimiento.

No quisiera terminar sin hacer referencia a la reciente nominación del Noticiero ICAIC Latinoamericano al Premio Memoria del Mundo, que otorga la UNESCO. Es un gran reconocimiento a la labor informativa de este noticiero sin par, que fuera escuela formadora de muchos cineastas cubanos y de otros países y que fuera sobre todo el taller donde se formó el mejor de sus alumnos: Santiago Álvarez.

Julio 2008